Editorial / No. 8

Primera época, número 8, julio-diciembre 2019, pp. 6-7.

2019 ha sido el año en que la relación México-Estados Unidos ha sufrido mayor tensión en las últimas décadas. Aquellas palabras de 2014 que el aún precandidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, repitió en muchos mítines (al grado de convertirse en una insignia estratégica de su campaña) acerca de construir un muro que marcara la frontera entre las dos naciones, tuvo en enero su mayor crisis. Con la entrada en funciones de los nuevos representantes electos en las elecciones intermedias de 2018 en las que el Partido Demócrata retomó la mayoría legislativa, encontró el gobierno estadounidense un contrapeso que intentaba frenar las medidas tomadas por la administración Trump. El choque fue tan fuerte que llevó al cierre temporal del gobierno estadounidense en el que suspendieron salarios de 800,000 funcionarios por más de un mes. Con la militarización de la frontera por los dos bandos, el discurso del mandatario estadounidense enfatizó la poca eficiencia de las fuerzas del Estado mexicano para contener los avances de las caravanas de centroamericanos en búsqueda de asilo. Tras meses de amenazas no específicas sobre la poca o nula disminución del flujo, a finales de mayo Trump sorprendió con un plan de alza de aranceles a las importaciones mexicanas en corto plazo si sus autoridades continuaban con esos resultados. Éstas, por su parte, crearon un plan estratégico para desactivar la amenaza, priorizando que quedaran intactos los acuerdos comerciales entre ambos países. El plan táctico para llegar a la meta de demostrarle al gobierno de los Estados Unidos el compromiso en el combate a la migración en tránsito apuntaba a que la Guardia Nacional, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y la Policía Federal emprendieran una serie de operaciones para tratar de deportar a la mayor cantidad de centroamericanos posible, lo que hizo que éstos cayeran en mayor grado de vulnerabilidad al cortarles paso en su camino, incluyendo rutas que los llevan a varios de los albergues y casas del migrante que se extienden por gran parte del territorio mexicano. Asimismo, fueron hostigados varios defensores de derechos humanos de migrantes, incluso algunos fueron detenidos arbitrariamente.

A mediados de agosto, el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dio a conocer que más de 46,500 centroamericanos que atravesaban el país, habían sido contenidos, con lo que queda manifestado de manera explícita el verdadero curso que el actual gobierno tiene en su agenda migratoria. Así pues, desde el comité editorial de la revista Diarios del Terruño queremos manifestar que desaprobamos estas acciones encaminadas a la criminalización del migrante. Nuestra postura es clara: exigimos a las autoridades mexicanas que garanticen los derechos humanos que se reconocen en la Carta Magna del país. De igual manera, como parte de la sociedad civil que pretende incidir desde el mundo académico manifestamos nuestro compromiso en que mediante la investigación multidisciplinaria se generen productos que puedan estimular a los actores de cambio.

Por último, tratando asuntos más amables, quisiéramos compartir un logro más de este esfuerzo intelectual. Recientemente hemos sido notificados que la revista Diarios del Terruño. Reflexiones sobre migración y movilidad ha sido aceptada para su inclusión en la base de datos de Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE). Con esta meta cumplida avanzamos un escalón más para consolidarnos como un referente regional en el campo de los estudios migratorios y reafirmamos el compromiso de seguir entregando un producto de alta calidad a nuestros lectores. Agradecemos a las y los participantes, a miembros del comité científico y del comité editorial. También a la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa por el apoyo, al igual que al Posgrado de Ciencias Sociales y Humanidades de la misma casa de estudios.

Arturo Preciado Guerra

UAM-Cuajimalpa.