Migraciones latinoamericanas a Canadá: nuevos actores y miradas en el estudio de las movilidades

Segunda época, número 14, julio-diciembre 2022, pp. 10-14.

Presentación

La población que llega a Canadá desde América Latina es sumamente heterogénea, con variadas experiencias de vida y problemáticas que hacen de este capítulo en los flujos migratorios contemporáneos particularmente interesante y rico para la investigación social. En este número presentamos algunas de estas experiencias a través de reflexiones e investigaciones recientes sobre las movilidades en las Américas. Al abordar esta problemática, es menester detenernos a reflexionar sobre a qué se hace referencia cuando hablamos de latinos, latinoamericanos, inmigrantes latinoamericanos y otras acepciones similares en el contexto canadiense. Esto es, a sabiendas de que más que una definición fundada sobre uno o varios criterios objetivos (el más conocido es el de una macro región geográfica delimitada) el término latino, es aquí entendido como una forma de categorización (auto)identificatoria, y que, en tanto elaboración sociocultural, circula en la órbita transnacional. Al mismo tiempo, se compone de historias particulares y regionales. Como lo señala Mauricio Segura en la entrevista de este número, “las realidades [latinoamericanas] son tan diferentes que es difícil en lo real justificar la unidad de esta terminología. Pero lo interesante es que la mayoría de nosotros seguimos diciendo somos latinos. Y esto tiene que ver con el imaginario social”. Es, probablemente, el imaginario social, de tener un pasado similar, con creencias populares compartidas y una lengua común, lo que refuerza un sentido de identidad latina en un contexto como el canadiense.

Lo latino alude a las poblaciones hispanoamericanas y a sus experiencias culturales, que traspasa los lugares de afincamiento de las fronteras nacionales. Si bien lo latino incorpora el fenómeno masivo y contemporáneo de la migración de origen latinoamericano en Estados Unidos y todo lo que su despliegue, evolución y efectos ha implicado en estas últimas décadas, se puede decir que en Canadá circulan, aun, como sinónimos, los términos “latinoamericano”, “latino”, e inclusive emergen algunos neologismos como el de “latino-canadiense” y “latino-quebequense”, como se verá en algunos artículos de este número. Precisamente este número invita a ampliar la mirada de la experiencia latina norteamericana, acaso como una forma más reciente y menos conocida que la acepción publicitada y dominante ligada a su vecino sureño. Mostramos la experiencia de la migración latinoamericana en Canadá a través de la participación de personas migrantes en los programas de migración temporal, las repercusiones del apadrinamiento de parejas al tratarse de matrimonios transnacionales, el papel que las políticas multiculturales canadienses, e interculturales en Quebec, como marco de comprensión del ideal de la integración y la vivencia de dichos marcos operativos en el día a día.

El fenómeno de la migración latinoamericana a Canadá debe comprenderse según las particularidades ligadas a las políticas migratorias, de integración y de aceptaciones segmentadas que en ese país se han venido efectuando en nombre del multiculturalismo y en términos generales a través el imaginario político que juega la figura de la inmigración. Lo latinoamericano en Canadá se ha transformado históricamente en una combinación entre cierta profundidad diacrónica y mutaciones recientes.

Se han producido oleadas de grupos de diferentes países latinoamericanos en diferentes momentos, sobre todo considerando los procesos de asilo político, como es el caso de Chile, Perú y Colombia (desde la década de 1970) y aquéllos que afectaron a los países centroamericanos, especialmente a El Salvador, Guatemala y Honduras, (en las décadas de 1980 y 1990). Aunado a ello, una migración de profesionistas y “clases medias” se fortaleció en las últimas dos décadas cuyo desplazamiento está motivado por la búsqueda de mejores condiciones de vida ante contextos de violencia por el crimen organizado en México y Brasil. Jóvenes con la intención de estudiar posgrados y buscar la promoción de sus carreras profesionales son un ejemplo significativo.

Es importante señalar la gravitación de los mecanismos estatales canadienses en la regulación de la entrada y salida de los diversos tipos de migrantes. Al respecto, el ingreso vía las tres categorías migratorias que habían conformado históricamente los pilares de aquella política, a saber, la inmigración económica, la reunificación familiar y, el refugio (o asilo) por razones humanitarias, han conocido cambios importantes. Mientras que la tendencia consiste en priorizar la llamada inmigración económica, las otras dos han sufrido una disminución considerable en virtud de las medidas gubernamentales. Es decir, se promueve el ingreso de individuos y familias que demuestren contar con recursos financieros suficientes para establecerse y sustentarse, acompañado de una evaluación determinada por nivel de escolarización, tipo de profesión, edad y número de hijos, así́ como conocimiento de una de las lenguas oficiales (inglés o francés). En este sentido, la selectividad del sistema migratorio canadiense dificulta la llegada, por las vías formales, de un buen porcentaje de personas latinoamericanas que no cumplen los requisitos.

Este juego de aperturas y oclusiones ha sido central en la historia migratoria moderna de Canadá, no sólo desde el punto de vista estrictamente demográfico, sino en términos retóricos y simbólicos proyectados hacia su propia población y hacia el exterior. El Canadá de la postguerra, hasta hoy promocionado y conocido como un país de puertas abiertas al mundo, capaz de recibir a toda aquella persona que hubiera sufrido persecuciones por motivos políticos o religiosos, se ha transformado. Hoy en día, no es de sorprender encontrar en las grandes ciudades canadienses una diversidad sociocultural creciente y que esta haya sido considerada en el discurso oficial como parte de un recurso que la nación ha de conservar y promover. Desde las mismas esferas estatales, las medidas llevadas a cabo en la última década muestran un viraje hacia una restricción migratoria en un sentido y la apertura en otros tipos de incorporaciones poblacionales. La política migratoria canadiense, que en su momento fuera considerada como una excepción por su pretendido humanitarismo, ha quedado atrapada en las contradicciones de un régimen migratorio que responde a los intereses geopolíticos y económicos de Norteamérica como bloque, lo que ha provocado que la supuesta excepcionalidad de la política migratoria canadiense haya dado lugar a un “utilitarismo migratorio”.

En ese sentido, creemos que las migraciones latinoamericanes en Canadá ofrecen claves de comprensión de las tendencias migratorias globales. La realidad de las movilidades de hoy en día exige cruces analíticos simultáneos entre lo local, lo nacional y lo internacional, incorporando los puntos de vista de los diferentes actores que participan del fenómeno migratorio contemporáneo. Bajo esta óptica, en este número organizamos los artículos de investigación en dos secciones. La sección Programas de migración temporal, precarización y dimensiones emocionales reúne tres artículos sobre la agroindustria alimentaria canadiense, que requiere de trabajadores temporales provenientes de países como México, Guatemala y los países caribeños. Los tres artículos exploran ángulos novedosos sobre el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales (PTAT), y emplean técnicas metodológicas propositivas que abren interrogantes y nuevos detentores en la investigación social.

El artículo de Adriana Saldaña Ramírez “La migración mexicana a Canadá en las estrategias de reproducción de los hogares: el caso de los apicultores de Tepoztlán, Morelos” constata un proceso de proletarización de los apicultores al pasar de la migración a Canadá como un recurso estratégico que permitió la consolidación de un patrimonio familiar, a una “táctica de subsistencia” que supone una mayor dependencia de estas personas al mercado de trabajo canadiense a través del PTAT. Saldaña emplea el uso de genealogías para evidenciar las transformaciones de los hogares mexicanos que participan por años en el programa. Por otro lado, nos ofrece un análisis de la apicultura como una actividad laboral poco analizada en los regímenes de movilidad laboral. Su artículo sin duda contribuye a la comprensión del empleo temporal desde la óptica de los trabajadores y la diversificación de estrategias de reproducción en los lugares de origen.

“Reflexiones sobre la implementación de técnicas de investigación cualitativas en un estudio sobre las emociones durante la migración temporal en Canadá y Nueva Zelanda” de LinaMar Campos Flores y Adriana Leona Rosales Mendoza es un esfuerzo por comparar la implementación de técnicas metodológicas relacionadas con el análisis de la dimensión emocional de trabajadores migrantes latinoamericanos en Canadá y Nueva Zelanda. El estudio explora reflexiones a partir de las reacciones contrastantes de los migrantes que fueron interpelados con fotografías para evocar diversos estados emocionales vividas en su proceso migratorio. Las autoras nos muestran que los trabajadores agrícolas de Canadá (bajo el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales para mexicanos y el Programa de Trabajadores Extranjeros Guatemaltecos) y los trabajadores del sector servicios en Nueva Zelanda (del Working Holiday Program para chilenos y mexicanos) comparten experiencias de precarización similares, pese a que presentan perfiles distintos. Por un lado, los trabajadores agrícolas temporales pertenecen a “clases sociales desfavorecidas” de las etnias mayas de México y Guatemala. Por otro, las personas migrantes chilenas y mexicanas en Nueva Zelanda pertenecen a clases medias y altas y poseen un título universitario. En ambos casos se presentan condiciones de trabajo que, aunado a la experiencia de estar lejos de casa, fortalece la vivencia de estados emocionales depresivos y de soledad. Resulta interesante su invitación al despliegue de técnicas cualitativas que exploren la dimensión emocional del proceso migratorio.

En “Cosecha nómada en el Valle de Okanagan: trabajadores mexicanos en la agroindustria alimentaria canadiense” Luis Rubén Ramírez-Montes de Oca nos relata su experiencia personal como trabajador no documentado en los campos de cereza en Oliver, región rural de Columbia Británica. A través de sus narraciones, el autor transmite la sensación de incertidumbre, aislamiento y desgaste físico que viven los trabajadores sin papeles en la agroindustria alimentaria canadiense. Pese a conocerse una narrativa de “privilegio” en la que los jóvenes viajan a los campos del oeste canadiense como rito de paso para vacacionar y trabajar, la experiencia resulta abrumadora para migrantes que provienen de países de América Latina como México, y se acentúa cuando no se cuenta con los documentos de trabajo que se requieren. Los artículos dialogan sobre las condiciones de precarización y discriminación que viven las personas migrantes en los programas de empleo temporal y revisan ejes metodológicos novedosos para la investigación social.

En la segunda sección de este número, Migraciones latinoamericanas, redes y narrativas a través del arte y el Internet agrupamos textos que retoman productos culturales como el cine, la literatura y el performance para mostrar la experiencia de la migración latina frente a la narrativa quebequense del interculturalismo y los arreglos migratorios en torno al patrocinio de parejas. Alexandre Beaudoin Duquette en “El interculturalismo quebequense frente al arte latinoquebequense: aprender a escuchar”, plantea una crítica al interculturalismo como marco político que configura el imaginario de integración en Quebec. El autor retoma dos obras artísticas —Dany Laferrière del campo literario y Helena Martín Franco del arte performativo— para argumentar que el ejercicio de escuchar es, en primera instancia, necesario para facilitar el encuentro con “el otro”. El texto nos muestra un ejercicio de “disonancia” para comprender la particularidad quebequense frente a las políticas nacionales y los debates en torno a la integración.

Por su parte, Oswaldo Adolfo Lara Orozco presenta el artículo “Migración mexicana a Montreal y el patrocinio de parejas a través del cine latino-canadiense: A silent love (2004)” en el cual describe el caso de un matrimonio entre un canadiense y una mexicana arreglado a través de una agencia de parejas. Este caso, que pertenece a la película A silent love del cineasta Federico Hidalgo (2004), nos invita a pensar en la vida íntima y el papel del lenguaje en la formación de vínculos sentimentales como una pareja romántica. Amor silencioso se refiere a la imposibilidad de comunicarse y conocer el mundo del otro en el caso de las alianzas matrimoniales de índole transnacional. Lara Orozco analiza la obtención de la residencia a través del apadrinamiento de parejas y muestra las dificultades que pasan muchas personas migrantes —sobre todo mujeres— en la espera de los documentos de residencia. El vínculo matrimonial “disfraza” las violencias y dificultades que viven muchos migrantes en esta situación.

Finalmente, el artículo de Camila Escudero “Brasileños en Canadá: un estudio de narrativa a partir de las formas de acción, interacción y conexión en red en un ambiente virtual” nos ofrece un análisis de la migración de los brasileños a Canadá a través de la formación de comunidades y grupos de Facebook. Los migrantes brasileños que nos describe Escudero son el ejemplo de un tipo de migración “calificada” como se conoce a la migración de las clases medias. A partir de un análisis de la “acción comunicativa” la autora explora la formación de redes transnacionales a través de internet. Además de ello, el texto muestra un panorama histórico de los flujos migratorios Brasil-Canadá, haciendo énfasis en la década de los ochenta como parteaguas de la relación entre estos dos países. Los tres artículos muestran elementos “disonantes” que configuran el acto de hablar, escuchar y guardar silencio desde distintas perspectivas.

Además de la sección de artículos de investigación, este número ofrece una nota crítica escrita por Jorge Pantaleón que lleva por título “Notas sobre el cuidado, la acogida y la hospitalidad en condiciones de (in)movilidad de los trabajadores temporales en Canadá”; así como una entrevista al escritor de origen chileno Mauricio Segura elaborada por Guadalupe Escalante Rengifo e Iliana Vázquez Zúñiga titulada “Narrar la migración latinoamericana en Quebec: entre la ficción y la realidad social. Entrevista a Mauricio Segura”; y una reseña del libro Disrupting Deportability. Transnational Workers Organize (2019) de Leah Vosko elaborada por Etni Zoé Castel Roldán. Estos textos complementan las secciones planteadas al abordar reflexiones por demás contemporáneas y necesarias de la migración en Canadá.

En este número temático damos cuenta de nuevos actores, problemáticas y miradas sobre la migración de origen latinoamericana en/hacia Canadá. La presencia de lo latino en Canadá nos obliga a considerar la migración desde la dimensión social y cultural en tanto formas y prácticas de vida en el cotidiano, de los esquemas de percepción y de acción que se entretejen en las redes de colaboración y ayuda, en los diferentes (nuevos y antiguos) sentidos que se atribuye a la idea de lo comunitario, y a partir de los cuales las poblaciones de origen latinoamericano han ido creando formas de arraigo y de integración, a sabiendas de la existencia de barreras y obstáculos sistémicos prevalecientes en la sociedad de acogida.

Coordinadores

Iliana Vázquez Zúñiga
ENES UNAM-Morelia, México
ivazquez@enesmorelia.unam.mx.

Jorge Pantaleón
Universidad de Montreal, Montreal, Qc, Canadá.
jorge.pantaleon@umontreal.ca.