Migraciones y uso de tecnologías. Fiestas, nostalgia e identidades transnacionales y diaspóricas

Segunda época, número 17, enero-junio 2024, pp. 31-52.

Fecha de recepción: 14 de marzo de 2024.
Fecha de aceptación: 06 de junio de 2024.

Autora:

Cecilia Melella.1

Resumen

Este artículo analiza la apropiación y el uso de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) por parte de las comunidades migrantes en la Argentina como condición de posibilidad de establecer discursos y prácticas culturales migratorias, con especial atención en aquéllas que remiten a la experiencia de lo retro y/o nostálgico. Se pretende estudiar, en particular, las fiestas de migrantes que se desarrollan en el espacio urbano público y que ponen en evidencia la conformación de relaciones e identidades trasnacionales y/o diaspóricas. Se focalizó en dos grupos migratorios, el griego y el venezolano, presentes en la ciudad de Buenos Aires.  El primero responde a una migración longeva y asentada y el segundo a una reciente y dinámica. Se plantea una metodología cualitativa basada en el análisis de fuentes secundarias, la realización de observación participante y de entrevistas en profundidad con algunos informantes clave.

Palabras clave: fiestas, migraciones internacionales, TIC, transnacionalismo, diáspora.

Migrations and use of technology. Festivals, nostalgia and transnational and  diasporic identities

Abstract

This article analyzes the appropriation and use of Information and Communication Technologies (ICT) by migrant communities in Argentina as a condition for establishing migratory cultural discourses and practices, with particular attention to those that refer to the experience of the retro and/or nostalgia. The aim is to study migrant festivals developed in public urban spaces that highlight the formation of transnational and/or diasporic relationships and identities. The focus was on two immigrant groups in the city of Buenos Aires: the Greek and the Venezuelan. The first represents an established migration and the second a recent and dynamic one. Using a qualitative methodology based on the analysis of secondary sources, participant observation and interviews with some key informants, we propose to analyze migrant festivals and ICT.

Keywords: festivals, international migrations, ICT, transnationalism, diaspora.

Introducción. Entre la nostalgia y lo retro

Fredrick Jameson (1995) denominó posmodernismo a la forma cultural que adquiere el capitalismo tardío caracterizado por una gran presencia de revivals y pastiches. Más cercanas en el tiempo, las reflexiones de Mark Fisher (2018) sobre el realismo capitalista pronosticaron que el futuro sólo depara permutaciones y reiteraciones. Refiere a una atmosfera general que condiciona la producción cultural, la regulación del trabajo y la educación, y actúa como barrera para impedir los pensamientos y las acciones genuinas. El agotamiento de lo nuevo nos priva hasta del pasado, pues una cultura que simplemente se preserva pierde su poder —transformador— cuando “no hay ojos nuevos” (Fisher, 2018, p. 25). Este escenario, se caracteriza por una mediatización profunda donde la vida cotidiana se encuentra saturada por los medios tecnológicos de comunicación (Hepp, 2020). La digitalización se erige como una nueva era de la mediatización y su particularidad consiste en que los medios digitales provocan un cambio en la lógica que tenían los medios de comunicación de masas al ser, además de productores de contenido, generadores de datos, condición que los posiciona como parte fundamental de la construcción de nuestro mundo social.

Aunque originariamente concierne al pasado reciente de la cultura pop, el término retro acuñado por Simon Reynolds, refiere a aquello que está relacionado con el pasado reciente como citas, remakes y revivals. La confluencia entre cultura de masas y memoria personal es el lugar donde se suscita lo retro. Esta transformación tiene que ver con los modelos de consumo y distribución pues las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) profundizaron la capacidad de almacenar, organizar, acceder instantáneamente y compartir cantidades enormes de información cultural. “Nunca antes hubo una sociedad que pudiera acceder al pasado inmediato con tanta facilidad y abundancia” (Reynolds, 2012, p. 19). Nos permitimos extender el uso de la categoría retro para reflexionar sobre la tensión entre el pasado histórico y el pasado inmediato en las colectividades de migrantes propiciada por la mediación tecnológica.

Conjuntamente, lo retro se articula con la nostalgia, palabra que fue inventada por Johannes Hofer en 1668 para referir a la condición de añorar el retorno a la tierra natal (Reynolds, 2012). Pronto se sumó a la añoranza por el espacio, la del tiempo. Desde los paisajes alterados por el desarrollo capitalista hasta la preeminencia de las TIC —que afectan la sensación y el ritmo de la vida cotidiana (smartización)—, el mundo donde uno se sentía en casa desapareció gradualmente. La investigadora Silvia Mejía Estévez (2005) reconfigura los dos tipos de nostalgia (restauradora y reflexiva) desarrollados por Svetlana Boyn (2001) para los sujetos migrantes a partir del uso de las TIC. El primer tipo anhela el hogar dejado atrás y pone énfasis en el acercamiento simbólico del allá y el aquí a través de insignias patrias, festividades, noticias sobre el origen, etcétera. Por otro lado, la nostalgia reflexiva parte de comprender que la pérdida es irrecuperable e invita a pensar y poner en común los cambios producidos por el fenómeno migratorio en la vida de los mismos sujetos a través de espacios de socialización y pertenencia digital como los grupos, cuentas o chats.

Resulta de interés el trabajo de Shinji Hirai (2014) centrado en la comunidad mexicana en Estados Unidos. Dicho artículo caracteriza a las fiestas y a las TIC como aparatos culturales que despliegan una dimensión emocional colectiva canalizando el sentimiento de perder la cultura de origen en destino y evocando la memoria de su pasado. Las TIC crean una conexión virtual entre los miembros de la comunidad y las fiestas, en tanto rituales, transmiten y reproducen la ideología dominante y el sistema de valores de determinada sociedad (Da Matta, 2002). Las plataformas, en tanto espacios de producción y circulación de contenidos culturales, contribuyen a construir una emoción colectiva que guía las emociones y memorias a través de la conexión virtual y simbólica entre origen y destino (Hirai, 2014).

En este escenario de posibilidades, las festividades de migrantes desarrolladas en las grandes urbes se componen como espacios de construcción de identidades transnacionales y/o diaspóricas donde las TIC juegan un papel fundamental. Se comprende a las identidades desde una concepción no esencialista, resultante de un proceso de construcción constante, histórico y discursivo (Arfuch, 2002; Hall y Du Gay; 2003). El transnacionalismo se caracteriza por establecer múltiples relaciones sociales entrelazadas de forma simultánea entre origen y destino (Levitt y Glick Schiller, 2004). La diáspora evidencia al origen como punto de encuentro para el establecimiento de lazos entre las distintas comunidades globales (Mera, 2011). Dejando atrás el uso de los locutorios como lugares de encuentro privilegiados del origen y el destino para las décadas de 1990 y 2000, el uso de dispositivos móviles como teléfonos celulares, computadoras personales o Smartphone ha permitido mantener más fluidos los círculos afectivos y relativizar la ruptura causada por la lejanía. El contexto tecnológico facilita la proliferación de oportunidades para la comunicación interpersonal mediada por las TIC y genera nuevas formas de co-presencia (Diminescu, 2011; Medianou y Miller, 2012).

En este punto nos preguntamos: ¿Cómo operan lo retro y la nostalgia, en tanto formas de experimentar el pasado en las comunidades de migrantes? ¿Cómo influye el acceso a objetos culturales, logrado a través de las TIC, en la configuración identitaria de los grupos migrantes? ¿Cómo interviene este acceso en el desarrollo de sus festividades en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)? De tal forma, el objetivo de este artículo es analizar la apropiación y uso de las TIC como condición de posibilidad de establecer discursos y prácticas culturales migratorias, con especial atención en aquéllas que remiten a la experiencia de lo retro y/o nostálgico. Se pretende estudiar, en particular, las fiestas de migrantes como prácticas culturales identitarias que se desarrollan en el espacio urbano público y que ponen en evidencia la conformación de relaciones e identidades trasnacionales y/o diaspóricas.  Se identificó que las apropiaciones y usos de las TIC se despliegan sobre tres dimensiones de análisis: a) El pasado recobrado. Identidades migrantes en la web; b) Lazos débiles de comunicación. Usos informativos inter e intracomunitarios; y, c) Fiestas en el espacio público. Locales, transnacionales y diaspóricas.

Propuesta metodológica

Se propone una estrategia metodológica cualitativa que se concentra en la interpretación y la categorización de los significados que se otorgan a los conflictos, fenómenos y hechos sociales (Zapata Barrero y Sánchez Montijano, 2011).  Se recurrió al uso de herramientas de distintas disciplinas como la antropología, la comunicación social y la sociología. Se adoptó el método etnográfico propuesto por Clifford Geertz (2003) para la realización de observaciones participantes de distintas festividades de migrantes. Se observaron festividades y las etapas preliminares de preparación realizadas en espacios privados y/o públicos de grupos migratorios (longevos y contemporáneos) y sus asociaciones ubicadas en la CABA. Ésta que posee una población total de 3 095 454 habitantes de los cuales 419 091 son nacidos en otro país según los resultados preliminares del Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda de 2022.

Se seleccionaron dos grupos migratorios poco estudiados dentro del campo de las migraciones argentinas como las colectividades griega y venezolana. La primera se compone mayoritariamente por descendientes (hijos/as y nietos/as) de aquellos que arribaron al país entre finales del siglo XIX y mediados del XX en un periodo posterior la Segunda Guerra Mundial. Aunque no es numerosa ni representativa de la Argentina como la italiana o la española, sus asociaciones se caracterizan por concentrar capital social (o poder de agencia) basado en la historicidad de su fundación y de su patrimonio cultural e histórico al esgrimirse como heredera de los orígenes de la cultura occidental. También posee capital económico concentrado representado por alguno de sus miembros más ilustres (industria, servicios y comercios)[1] y presencia territorial con sedes físicas en todo el país, destacándose al menos diez en la CABA y en la Provincia de Buenos Aires (PBA). Dentro de las migraciones contemporáneas se seleccionó a la venezolana pues presenta un dinamismo y un crecimiento exponencial de su población desde 2015. En 2022 se ubicó como el tercer grupo migratorio con más presencia en la Argentina, luego de Paraguay y Bolivia, desbancando al Perú. Ambos grupos poseen una gran presencia en Internet y la segunda no cuenta con gran cantidad de espacios físicos propios para realizar actividades de forma presencial, particularidad que implica la articulación con otros actores (Iglesia, Organismos No Gubernamentales y gobiernos locales, entre otros) y menos capacidad de agencia territorial.

Se seleccionaron dos festividades realizadas en el espacio público de CABA: la “celebración de la independencia griega”, realizada en la Plaza San Martín del barrio de Retiro en 2021 y la “celebración de la Virgen de Chiquinquirá” oficiada por la comunidad venezolana en el barrio de Caballito en 2022. Para las observaciones se tuvieron en cuenta algunos elementos analíticos: la conformación del espacio; la relación entre los actores; las performances, las imágenes y ornamentación, las danzas y la música. A la par, se realizaron entrevistas en profundidad en idioma español a los principales actores involucrados como referentes de las asociaciones de migrantes, religiosos, funcionarios municipales, fieles y participantes de las festividades. Los testimonios fueron citados bajo seudónimos para resguardar su identidad personal. Para la comunidad griega se lleva un registro de campo desde el año 2003. Respecto de la venezolana, se la observa desde 2019.

Por otra parte, se recurrió a la observación y posterior análisis de las plataformas mediáticas de las colectividades seleccionadas con el fin de abordar las apropiaciones y usos de las TIC.  Se hizo un seguimiento de las publicaciones y de los posteos por un periodo no consecutivo entre 2019 y 2023. Se consideraron páginas institucionales de asociaciones y de referentes (medios de comunicación, comercios, entidades y grupos culturales, entre otras). Este trabajo, caracterizó a las plataformas como textos y  se circunscribió a la reconstrucción de los temas y las prácticas mediáticas, así como los recursos visuales y/o retóricos representativos sobre la base de su dinamismo y visibilidad, material que dio lugar al análisis sobre apropiaciones y usos que se desarrollan a continuación (Melella, 2023). Por último, como estrategia metodológica complementaria, se tomaron fotografías de campo que se condensaron en un archivo de textos visuales sobre las festividades y sus etapas preliminares.

La migración griega: herencia de Occidente

Entre 1857 y 1914 arribaron al país 12 223 griegos/as. Al compararse con los 2 203 882 italianos/as y 1 472 579 españoles/as, la comunidad helénica posee cifras muy poco representativas dentro de los procedentes de Europa. No obstante, como se señaló anteriormente, este grupo goza de ciertas particularidades relacionadas con el capital cultural y con la circulación de un imaginario que asocia al helenismo con los orígenes de la cultura occidental.

La presencia griega en la Argentina puede remontarse al siglo XVIII a través de las figuras de Nicolás Jorge Kolmaniatis y Pedro Samuel Spiro, marinos griegos que vivieron durante el periodo independentista (LNAS, 2022 y Gaceta Marinera, 2022). Más allá de esta proto-migración, pueden reconocerse tres etapas migratorias helénicas a la Argentina (Damilakou, 2001). Un primer periodo se puede situar entre finales del siglo XIX y principios del XX (1890-1914) y responde a dos causas principales, una económica y otra política. La primera estuvo vinculada a la emigración campesina causada por la crisis de la sobreproducción de la pasa de uva y la imposibilidad, luego de la quiebra del Estado griego en 1893, para la obtención de créditos agrícolas. La causa política estuvo relacionada con el conflicto en las ciudades griegas de Asia Menor y la agrupación de los Jóvenes Turcos que tuvo como consecuencia que familias provenientes de las islas de Quíos, Samos y Lesbos decidan emigrar (Damilakou, 2018).

Estas migraciones (económica y política) construyeron redes y vida asociativa en la Argentina, principalmente en las grandes urbes industriales y portuarias como Buenos Aires, Berisso y Rosario. El segundo período de entreguerras comprendió entre 1914 y 1945 y manifestó un alza en la cantidad de migrantes de Grecia y de otros países mediterráneos debido a que Estados Unidos aplicó la “ley de cuotas” migratorias con criterio racial cuyo objetivo fue disminuir la cantidad de población proveniente de los países del sur del viejo continente que pasaron a 3% por comunidad (Devoto, 2004). Por otra parte, estalló el conflicto armado entre Grecia y Turquía en 1919 que culminó con el incendio de Esmirna y el intercambio de población entre los dos países luego del Tratado de Lausana en 1922. Un millón y medio de griegos/as de Asia Menor ingresó en carácter de refugiados/as a Grecia, aunque algunas personas emigraron hacia otros destinos como América (Heurtley et al., 1969; Clogg, 2012).

La migración que arribó en este periodo se caracterizó por una alta presencia de intelectuales provenientes de Constantinopla. En la Argentina, la cultura helénica ya poseía un lugar de interés en los centros de intelectuales desde mediados del siglo XIX que, a través del proyecto de la Generación del 37,[2] planteaba incorporar a la Argentina dentro de la tradición grecolatina. Esta circunstancia instó a los intelectuales griegos a entablar lazos con los círculos locales y difundir la cultura griega moderna en pos del fortalecimiento del capital cultural de la floreciente comunidad en el país. Se fundaron periódicos (Patris de 1924) y se llevaron adelante traducciones de autores contemporáneos de ambos países. Sin embargo, este ambicioso proyecto no prosperó debido al clima político local de giro conservador que comenzó con el derrocamiento del presidente Hipólito Yrigoyen[3]  del partido populista Unión Cívica Radical por parte del militar y dictador José Félix Uriburu. En el plano internacional, influyó el crack de 1929, el estallido de la Segunda Guerra Mundial y el viraje de las colectividades a adoptar una postura política de apoyo a la dictadura griega de Ioannis Metaxas (1936-1941). A partir de la década de 1930 las asociaciones culturales griegas en el país fueron monopolizadas por un proyecto que vinculó a la identidad helena con raíces nacionalistas a través de las figuras de los marinos griegos que participaron de la gesta independentista en la Argentina. En las décadas siguientes los círculos intelectuales porteños descubrirían a los griegos a través de otros canales fuera de las asociaciones helénicas del país (Damilakou, 2023).

Así, luego de la Segunda Guerra Mundial, si bien la emigración comienza a decaer, Argentina reabre la posibilidad de asentamiento para una población calificada también procedente de los países del sur de Europa. De allí en más, la llegada de griegos/as a la Argentina ha ido en descenso. Según las fuentes censales argentinas en 1895 se registraron 318 personas nacidas en Grecia; en 1914 un total de 5 716; en 1954 ascendió a 6 716; y, en 1980 4 933. A partir de 2001 se comenzaron a visibilizar indicios de una migración longeva con un total 2 196 personas cuya tendencia se comprobó en 2010 con una presencia de 1 581 nacidos/as en aquel país. La mayoría de los integrantes de las entidades son nativos argentinos y no existen estadísticas respecto de su condición lingüística. Datos de la Asociación Helénica Nostos —encargada de brindar cursos de idioma— sostienen que la mayoría de quienes componen las asociaciones greco-argentinas tiene como lengua materna el español y pueden hablar y comunicarse en griego, pero son pocos quienes pueden leer y escribir.

La primera comunidad griega se formó en la actual CABA, en el barrio de La Boca, a finales del siglo XIX (Damilakou, 2018). Luego fueron naciendo otras asociaciones en la misma capital, así como en la ciudad de Berisso (Provincia de Buenos Aires) para luego extenderse a todo el país, en particular, en las ciudades portuarias como Rosario en la provincia mediterránea de Santa Fe, Ingeniero White y Comodoro Rivadavia, en el sur del país. Igualmente se registra su presencia en las provincias de Córdoba y Mendoza. En la actualidad existen 23 asociaciones griegas en toda la Argentina. Aquellas con mayores recursos y presencia territorial se concentran en CABA y PBA. Cuentan con templos religiosos y escuelas idiomáticas, diversos medios de comunicación que incluyen periódicos, programas de radio y plataformas virtuales como Facebook e Instagram.

También forman parte de esta red comunitaria los emprendimientos gastronómicos, conjuntos de baile y orquestas.

La migración venezolana: (re)construir la presencia

Según las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en la Plataforma RV4 (2024) 7 722 579 millones de personas han salido de Venezuela como migrantes y/o refugiados. 6 538 756 (84.7%) escogió como destino América Latina y el Caribe según datos actualizados a noviembre de 2023, situación que confirma la contundencia de la migración Sur-Sur. De los millones de emigrantes venezolanos, 2.9 millones escogieron Colombia como país de destino seguido de Perú con 1.5 millones, Brasil con 510 500, Ecuador con 474 900, Chile 444 400 y Argentina con 217 700.

En un artículo publicado recientemente (Melella, 2023) recuperamos las “Tres Olas” de emigración propuestas por Tomás Páez y Leonardo Vivas (2017). Primera ola denominada “Búsqueda de oportunidades” —Era Chávez (1999-2012) que coincide con el despegue e intensificación en las salidas de población de clase alta y media alta hacia destinos como los Estados Unidos y Europa. La segunda ola “Crecimiento de la desilusión”—Crisis de la era chavista (2012-2015) que promueve un acrecentamiento de salidas hacia países de la región y, en particular, limítrofes con una clase alta y media. La tercera ola “Migración de la desesperación”. Era Maduro (2015 a la actualidad) que coincide con la profundización de la crisis social, económica y política. Éstos últimos incluyen clases medias y bajas (caminantes y balseros) y se amplían los destinos a países de la región como Argentina, Chile, Brasil, entre otros. No obstante, en coincidencia con la tendencia regional, a partir de 2019 se han registrado nuevos flujos migratorios con niveles educativos más bajos (Gandini et al., 2019).

El censo de 2010 registró a 6 379 personas nacidas en Venezuela que residían en la Argentina. De ellas, 49% eran varones y 51% mujeres con edades que rondaban entre los 18 y 40 años, una población pequeña con una franja de edad joven, activa laboralmente y con un perfil altamente calificado. Según datos del último censo 2022, 161 495 personas nacidas en Venezuela viven en la Argentina. Exhiben una amplia concentración en la CABA (84 834) y Provincia de Buenos Aires (52 439) seguidas de las provincias de Córdoba (7 235) y la patagónica de Neuquén, donde se encuentra el yacimiento petrolífero de Vaca Muerta (4 104).

Esta migración se caracteriza por presentar formación calificada y una edad laboralmente activa (95% entre 18 y 60 años y 39% entre 18 y 29 años). Respecto de las causas de emigración hacia la Argentina, datos del Diagnóstico sobre Población Venezolana (2021) muestran que 83% de sus encuestados expresó haber emigrado hacia nuestro país por no poder cubrir sus necesidades básicas; en segundo lugar, por violencias y/o persecuciones (29%); en tercer lugar, por búsqueda del trabajo (26%); y, por último, para profundizar sus estudios (17%). Según datos de la Federación de Organizaciones de la Sociedad Civil de Venezolanos en la República Argentina (FOCVA), existen 28 asociaciones y grupos profesionales, la mayoría sin anclaje territorial. Esta característica, sumada al perfil sociodemográfico joven y a su alta cualificación, explica el enorme activismo en redes sociales de este grupo migratorio del que se relevaron más de 30 cuentas de Facebook y de Instagram (Melella, 2023).

a) El pasado recobrado. Identidades migrantes en la web

Las plataformas mediáticas como Facebook, Instagram o YouTube se caracterizan por promover intercambios —en mayor o menor medida— discursivos mediados por dispositivos técnicos (Fernández, 2020). Incluyen desde sitios web hasta aplicaciones móviles que aglutinan y organizan interacciones sociales (van Dijck, 2019). Una de sus características más representativas consiste en la multiplicación de actores, textos, tecnologías, prácticas y las relaciones que mantienen entre sí (Scolari, 2021). Si bien las plataformas ponderan el intercambio en red (networking o netcasting) se observa la convivencia con el sistema broadcasting (de punto a masa) característico de los medios masivos como la televisión.

Para las colectividades seleccionadas se han relevado distintos tipos de publicaciones cuyo contenido se refiere a información general sobre los países de origen (política, espectáculos y deportes), información sobre el contexto local y asociativo, la referencias a consumos culturales de origen (gastronomía “típica”, música, folclore y cultura de masas) (Figura 1). Los recursos visuales y retóricos se circunscriben al relevamiento de estrategias gráficas, uso de colores y símbolos en referencia a los Estados nacionales de origen (banderas y escudos, entre otros). La dimensión temática que atraviesan las publicaciones de cada grupo migratorio se puede sintetizar en: solidaridad y cohesión comunitaria, identidades etno-nacionales, religiosidad, política y participación.

En el caso greco-argentino, como describe Hamilakis (2000) para Europa, la información arqueológica y sus sitios clásicos como el Partenón se transforman, muchas veces, en objetos de consumo que como capital simbólico ayudan a construir la localidad (el allá en el aquí) y los topos del imaginario del helenismo de la diáspora vinculado con un pasado histórico. Sus publicaciones son principalmente en español, aunque coexisten con algunas en griego moderno. “Muestran los principales sitios arqueológicos y vinculan la historia e identificación griega con ese pasado antiguo y glorioso. Se mezclan con imágenes nacionalistas modernas como la bandera griega, la Grecia Ortodoxa y la cocina griega, entre otras” (Hamilakis, 2000, p. 249, [traducción propia]).

Figura 1. Publicaciones en plataformas, 2022

 

Fuente: Facebook e Instagram.

También, se encuentran presentes referencias al contexto histórico de mayor migración (finales de siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial) marcado por el conflicto greco-turco y las contiendas mundiales (Figura 1). La relación con productos de consumo de la cultura popular y masiva como modelo identificatorio de la comunidad responde, como se ha mencionado, al fracaso de un proyecto ilustrado llevado adelante por intelectuales griegos radicados en Buenos Aires durante la segunda década del siglo XX. Asimismo, tanto en la colectividad griega como en la venezolana, las publicaciones personales o de las asociaciones suelen utilizar información de las grandes páginas privadas o estatales de los países de ascendencia.

Sin embargo, como sostienen los siguientes testimonios, las instituciones formales como el colegio de la comunidad, las embajadas y dependencias consulares, así como las familias y las redes asociativas han sido actores fundamentales para el desarrollo de las identidades etno-nacionales que forjan las descendencias.

Una aprende del padre, de la madre. Y lo sigue reproduciendo. Yo creo que eso, a través de las tradiciones se mantiene el vínculo con Grecia […] las instituciones también [la colectividad y el colegio], los vínculos que tienen con el Ministerio [de Cultura] y con profesores de allá. La comida, los bailes, la iglesia, el idioma. Hay cosas que se transmiten de generación en generación y hay otras que se aprenden porque viene alguien de afuera [de Grecia] (Entrevista a Martina y Elizabeth, integrantes de ballet de danzas griegas, 2023).

—¿Cómo conseguiste esa música?, ¿en qué te basaste?

—Yo tengo mucha discografía, tengo mucho material de archivo. La Embajada siempre me proporcionó “tortas grandes”, como se le dice en la jerga sonidista, con música grabada en cintas, música sinfónica griega para la radio. Para que aquí se difunda en una emisora de música griega (Entrevista a Jorge, coreógrafo, colectividad griega, 2022).

Se comprende que el uso de las plataformas virtuales se inserta dentro de un entramado identificatorio complejo que se presentan en la vida cotidiana a través de la gastronomía, del culto religioso, del folclore, etcétera. Como evidencia el testimonio de Martina y Elizabeth, el fácil acceso a través de las TIC a documentación archivada histórica y contemporánea (fotografías, videos, grabaciones musicales) producida en los países de sus antepasados permite que el estilo y la representación del pasado (originario) sea “recobrado” con precisión a través de la copia fiel de trajes, recetas, prácticas festivas y culinarias.

Buscas referencia de grupos [de danzas] conocidos de Grecia o de otros lugares del mundo y de ahí sacas la información. Lo mismo pasa con la comida y con la música. La música es YouTube, de Spotify. Lo mismo con las redes: grupos que arman de griegos alrededor del mundo, de griegos de Argentina o griegos de Latinoamérica. También de ahí sacan mucha información (Entrevista a Martina y Elizabeth, integrantes de un ballet de danzas griegas, 2023).

Se reduce la posibilidad de trasmitir y reproducir prácticas identificatorias de una forma más imaginativa y/o creativa a través de la mezcla con elementos del destino (Argentina) que puedan visibilizar la diversidad cultural y la hibridez presente en el proceso de la migración. Así, cuanto más parecido se logra un baile, un traje o un plato gastronómico mayor valor agregado y/o capital simbólico se obtiene en destino. Las asociaciones transmiten saberes heredados y/o aprehendidos hacia su interior (a través de las descendencias) y al exterior (a través de sus clases abiertas a la sociedad). El acceso a las plataformas mediáticas proporciona una forma de acercarse a los saberes del origen de una forma más rápida y “pura”. Es en este sentido que el acceso a Internet ha brindado cierta autonomía y universalización. Se desarrolla un movimiento de retroalimentación sustentado en la web como fuente de información y conocimiento que, paralelamente, funciona como espacio de representación del pasado y de construcción de identidades etno-nacionales. A través de las distintas formas de acceso, reconstrucción y transmisión, se difuminan los límites entre un pasado histórico y otro inmediato y se establecen tensiones entre aquello que Reynolds (2012) denomina retro y que Mejía Estévez (2005) establece como nostalgia restauradora. La Figura 2 exhibe el acceso a danzas folclóricas griegas a través de YouTube durante el tiempo de ensayo; se accede de forma veloz al video de una danza histórica recreada recientemente en el país de origen o diáspora y colgada en una plataforma.

Figura 2. Ensayo de grupo de danzas griegas, 2022

Fuente: archivo personal.

No obstante, persiste, en los integrantes más veteranos asociados a una generación tecnológico-cognitiva alfabética poco relacionadas con las plataformas virtuales —para utilizar el término de “Bifo” Berardi (2007)—, un espíritu creador que funciona en el hiato que deja la imaginación y es abordado por el contexto y las vivencias.  Un ejemplo, expresado por el notable coreógrafo de la comunidad griega Jorge Dermitzakis, lo conforman el tango y la danza griega del jasápico como tropos de Argentina y de Grecia mixturados en una misma pieza. En el caso de los inmigrantes, tiene que ver con la distancia temporal con aquellos recién llegados, sus prácticas y sus contextos de vida que, en términos de Mejía Estévez, respondería a una nostalgia reflexiva.

Llegó un momento en que le dije “Jorge, ¿por qué no tomas a los músicos clásicos y músicos contemporáneos griegos y con la danza contemporánea folclórica, folclore de proyección y los recreas? Y así surge la cosa […] fui el creador del Tangojasápico. Yo de Grecia heredé nada más la sangre, el espíritu, el alma griega nada más, pero yo con lo que aprendí de las danzas folclóricas griegas en la escuela y de mis padres, yo le quería dar otra dimensión a la danza griega, tal es así que le llamó la atención a muchos en Grecia. Me hablaban por teléfono acá a mi casa, por ejemplo, me llamó un día un músico y me dijo “No entiendo cómo puede ser el jasápico con el tango” y yo le dije “mira, es muy simple, los dos tienen el mismo ritmo, el 2×4, ya está” y yo bailaba hacía algunos años Libertango con mi señora jasápico (Entrevista a Jorge, coreógrafo, colectividad griega, 2022).

b) Lazos débiles de comunicación. Usos informativos inter e intracomunitarios

Para Granovetter (1973), las comunidades o grupos unidos y capaces de actuar en conjunto son aquéllos en los que hay una gran cantidad de puentes que conectan a los distintos individuos que los componen, es decir, se conforman como vínculos o lazos débiles porque no tienen una relación asidua, personal —fuerte— con los distintos individuos o lectores (estructura de punto a masa). En este sentido, las comunidades virtuales desarrolladas a través de plataformas se caracterizan por las redes sociales y no por la proximidad física que ensamblan los espacios on line y off line y contribuyen a la cohesión interna y al establecimiento de imaginarios (Kollock y Smith, 2003).

En un trabajo sobre la comunidad venezolana en la Argentina (Melella, 2023), recuperamos la tipología de José Luis Fernández (2021) sobre cuatro usos diferenciales para las plataformas: 1) informativo: se restringe a la comunicación periodística (publicaciones on line de medios tradicionales y de usuarios); 2) logístico: alude a la organización de la vida cotidiana del individuo (agenda, e-mails, doodle, reloj, etcétera); 3) broadcaster: se concentra en la recepción espectatorial en streaming (Spotify, Netflix, YouTube, entre otras); y, 4) interacciones múltiples: red de contactos.

Dentro de este escenario, las redes Facebook e Instagram fueron las más elegidas por las comunidades ya que resultan espacios convergentes de diversos contenidos y formatos que incrementan las posibilidades de intervención de personas con escasos conocimientos sobre informática (amateurización de la producción). Esta caída de las barreras cognitivas se logró a través de la rigidez de una arquitectura homogénea y estandarizada. Asimismo, ambas plataformas sustituyeron la expresividad mecanicista de los sistemas informáticos por la jerga de la vida cotidiana a través de metáforas de conexión como “etiquetar”, “agregar amigos”, “me gusta” y de publicación como “muro”, “comentario”, “me gusta”, “historia”, etcétera (López y Ciufolli, 2012). De una manera sencilla y económica se abre la posibilidad de establecer una red de contactos a nivel local y global. Así lo afirma una entrevistada de la colectividad griega.

El ballet tiene una página y está en Facebook. También vamos publicando por las redes, siempre haciendo promoción del ballet por las redes. Y también, en estos encuentros de interconectividades nos manejamos con intercambio de tarjetas, de información y también estamos incluidos en algunos grupos de seguidores, como “griegos en Latinoamérica” y “griegos en el mundo”. Bueno, estamos en distintos grupos que nos vamos enterando de qué está pasando en otros lugares y vamos incluyéndonos en distintas actividades de otros lugares. La colectividad también tiene su página, tiene Facebook (Entrevista a Adela, coreógrafa de la colectividad griega, 2019).

La creación de redes no funciona sólo a nivel práctico y técnico, sino que se encuentra en el imaginario de estos grupos de migrantes. Ellos/as descubren la posibilidad e impulsan el objetivo de crear vínculos. En los casos estudiados, si bien estas relaciones se proyectan transnacionalmente, se exhibe el interés de establecer y fomentar lazos locales, así como de acceder a las generaciones más jóvenes (nietos y bisnietos).

En el caso venezolano el acercamiento al terruño convive con las necesidades del día a día que incluye la búsqueda de información sobre acceso a la vivienda, a la documentación migratoria y la búsqueda laboral.  Ya se ha mencionado que, debido al breve tiempo de residencia, la mayoría de las asociaciones comunitarias venezolanas no posee una sede física y concentra su presencia en las plataformas mediáticas. Éstas se erigen como espacios de incidencia transnacional que brindan asesoramiento (marketing, el acceso a la documentación y contención psicológica) y cumplen funciones de redes solidarias y de servicios sociales para los recién llegados que funcionan como un “saber hacer migratorio” que se extiende en las redes sociales (virtuales).

Los miércoles cuelga ofertas laborales cuando hay. O yo lo cuelgo en mi “estado” [de WhatsApp] […] la gente ya nos va conociendo y nos dice “Dali, mira, necesito para venta de celulares, para una perfumería, una venta de tintura”. Nos van diciendo y lo vamos colgando allí (Entrevista a Dalila, referente de la colectividad venezolana, 2022).

La utilidad de las plataformas mediáticas en esta colectividad caribeña se asocia al trabajo y a la promoción de emprendimientos de servicios en destino (Melella, 2023). Durante la pandemia por COVID-19, el trabajo en las plataformas de reparto fue realizado, mayoritariamente, por la población proveniente de Venezuela (63%). Sin embargo, estas cifras se redujeron parcialmente en 2022 (54%) a raíz de múltiples causas: acceso a un trabajo formalizados (en particular servicios), el cuentapropismo y el retorno y/o re-emigración hacia otros destinos (López Mourelo, 2020; Haidar et al., 2023). La sociabilidad migratoria en grupos con menor institucionalidad como el venezolano devine más susceptible de impregnarse de la morfología de las plataformas, situación que condiciona la invención de otras formas de solidaridad-afectividad. En ocasiones, la solidaridad y servicios que pueden habilitar estas plataformas van de la mano con el uso utilitario y monetizado del capitalismo de mercado. Los lazos con otros y el prestigio simbólico despuntan redituables monetariamente al confundir la identidad con el producto.

c) Fiestas en el espacio público. Locales, transnacionales y diaspóricas

La comunidad griega de la Argentina celebra cada 25 de marzo el aniversario de la independencia de su madre patria. El proceso independentista griego representa, a grandes rasgos, la culminación de más de cuatro siglos de dominio otomano sobre su territorio. Tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XIX al fundarse en 1814 la logia Filikí Etaireía cuyo propósito era recobrar la nación, objetivo que se concretó en 1821 cuando los griegos de la región del Peloponeso se alzaron contra la turcocracia (Heurtley et al., 1969).

A través de la observación participante de numerosas fiestas y del registro fotográfico recabado desde 2003, se puede afirmar que en la Argentina se conmemora esa gesta patriótica a través de una celebración que se desarrolla en los espacios privados o comunitarios de las asociaciones, incluso en salones de fiesta u hoteles importantes de los principales centros urbanos. Al no ser una festividad religiosa que implique el seguimiento de un ritual, resulta más complejo establecer momentos con uniformidad. Sin embargo, en la mayoría de las conmemoraciones que hemos observado se destaca la presencia de autoridades consulares y/o de la Embajada, de las comisiones directivas de las asociaciones homónimas y de la Iglesia Ortodoxa griega en el país. En un espacio ataviado con banderas de Grecia y de Argentina, se entonan los dos himnos correspondientes y se brindan discursos alusivos a la gesta independentista y a la relación de aquellos primeros inmigrantes y sus descendientes (hoy argentinos/as) con el Estado y la cultura griega. Estas disertaciones son esbozadas por el Embajador/a o las autoridades consulares (a veces en griego y a veces en castellano), las autoridades eclesiásticas y asociativas. Luego de culminado el espacio institucional, se da inicio al almuerzo o la cena, mientras que los ballets folclóricos presentan danzas al son de música de pista o de orquesta ataviados con trajes tradicionales de cada región. En reiteradas ocasiones el menú se compone de platos gastronómicos del país de origen. Culminado este segmento se inicia la fiesta cuando, al son de la orquesta, bailan música de estilo griego. Estos conjuntos musicales interpretan temas folclóricos y modernos en idioma griego y utilizan instrumentos típicos como el bouzouki, pequeña guitarra de cuerda similar a una mandolina. La mayoría de los bailes son grupales y en ronda, y por lo general, muy festivos. No se discrimina por edad, a veces sí por sexo y/o género, ya que se supone que los hombres deben ocupar el principio de la fila y las mujeres el final; pero en la práctica, hoy por hoy, ya no se respeta (Melella, 2009).

La fiesta de la independencia de 2021 tuvo cierto carácter excepcional debido al contexto de prohibición para la realización de eventos multitudinarios en espacios cerrados a raíz de la pandemia por COVID-19 (Decreto 125/2021). Las fiestas en espacios públicos son escenarios donde esos saberes se ponen en juego al permitir la construcción de un nosotros frente a la otredad encarnada en el público. En esa ocasión se optó por la reproducción de un flashmob realizado en otras ciudades de países del mundo con comunidades griegas como Canadá, Australia o Estados Unidos. Un flashmob es un encuentro momentáneo realizado en un lugar público acordado a través de las redes sociales por un grupo de personas. Habitualmente el objetivo es llevar adelante una acción concreta (artística y/o política) de carácter reivindicativo. Uno de los flashmobs preliminares que se publicó (se colgó) en YouTube fue realizado en una avenida de Melbourne, Australia con el objetivo de publicitar el Greek Film Festival – Australia’s screening of Zorba the Greek (Figura 3).

Figura 3. Flashmob en Lonsdale Street, Melbourne, Australia, 2018

Fuente: recuperado de YouTube, en:

https://www.youtube.com/watch?v=oapMUzPaeKw.

Se desarrolló en la escena el baile denominado syrtaki o jasápico correspondiente a la película “Zorba, el griego” (Mijalis Cacoyannis, 1964), hito de la industria cinematográfica y representativa de la cultura griega a nivel masivo. Esta danza es muy popular en las colectividades griegas argentinas pues se encuentra presente en la mayoría de los eventos cívicos y comunitarios.

Figura 4. Celebración de la Independencia griega, Plaza San Martín, CABA, 2021

Fuente: archivo personal.

En el evento estuvieron presentes las asociaciones del AMBA y Berisso, La Plata que coordinaron la coreografía que fue tomada del video original a través del uso de dispositivos y plataformas digitales como Smartphone y WhatsApp. La excepcionalidad radicó en la transposición del flashmob con el motivo de la celebración de los 200 años de la independencia del país de origen, cuestión que ameritaba la visibilización en un espacio céntrico como la Plaza San Martín de la CABA (Figura 4). En un escenario de mediatización profunda se aprecia cierta transformación de las prácticas sociales festivas a través del uso atiborrado de las TIC. Se evidenció la intención de construir una performance basada en productos de la cultura popular del país de origen como la danza de Zorba que provee cierto capital cultural y social de su tejido asociativo en destino. En la fiesta conviven la identificación local (en tanto comunidad griega en Argentina) y diaspórica (integrada a los griegos del mundo).

Por su parte, la festividad de la Virgen de Chiquinquirá, también referenciada de forma cariñosa como La Chinita, es una de las devociones marianas que identifican a la comunidad venezolana en la Argentina. Es patrona de Colombia y de la ciudad de Maracaibo, estado de Zulia, Venezuela. Cuenta la leyenda que apareció en una tablita en el agua de Maracaibo y representa una festividad central en ese estado porque da inicio a la Navidad. Su fiesta comienza entre mediados y finales de octubre con “la bajada de la Chinita” que representa el momento en que la Virgen desciende doce escalones de la parte alta de la ciudad para reencontrarse con el pueblo. Hasta el 18 de noviembre, fecha de su fiesta patronal, comienza a peregrinar por cada hogar, colegio u hospital que pueda acompañar. Luego de su festejo, sale nuevamente hasta enero, momento en que se realiza la Aurora o “subida de la Chinita”. En la Argentina la celebración se realiza desde 2018 en la Parroquia de la Virgen de Caacupé del barrio de Caballito, CABA. En palabras de un referente religioso de la comunidad venezolana.

La festividad es volver a fortalecer la fe y a tocar una fibra que para ellos los remite a sus familias, a su infancia donde eran llevados por su abuela, o por su mamá, por eso cuando entra la virgen se te hace un nudo porque vos ves alegría, pero a la vez ves cómo se les brotan las lágrimas. Para mí como cura que ellos puedan vivir eso, hicieron tantos miles de kilómetros, tener la experiencia de que su virgen vuelva a pasar como cuando eran pequeños o cuando estaban en Venezuela delante de ellos y que puedan celebrar su fiesta acá es un regalo. Ellos, si uno ve las publicaciones en Instagram dicen gracias porque por un día, por una noche volví a mi Venezuela (Entrevista a Ernesto, referente religioso de la colectividad venezolana en la Argentina, 2022).

La imagen llegó en 2017 a la mencionada iglesia a manos de un matrimonio de fieles venezolanos. Además, su procedencia se verifica con un pergamino que proviene de la basílica de Maracaibo. La imagen de la Chinita es un cuadro revestido en bronce que intenta emular al original recubierto de oro. Lleva un manto para la bajada y otro el día de la fiesta (o de la feria). La celebración responde a la estructura original del país de origen que respeta ciertas tradiciones populares como la misa cantada y la presencia de gaitas, música tradicional venezolana que se toca con furro (instrumento de viento), maraca y tambora (tambor). Durante la ceremonia, la iglesia se encuentra ataviada con flores y una gran bandera de Venezuela detrás del altar. También banderas papales, argentinas y paraguayas. Cabe destacar que la Parroquia de Caacupé donde la colectividad venezolana se asienta corresponde originariamente a la colectividad paraguaya (Caacupé). Asimismo, se pueden reconocer cinco momentos. El primero comienza semanas antes de la celebración con la confección del manto ya mencionado y la ornamentación del trono o tarima que utilizará la Virgen. La celebración de 2022 tuvo como particularidad la utilización de un tobogán que referenciaba a la bajada de las alturas en Maracaibo.

En segundo lugar, se desarrolla propiamente la entrada de la Virgen en el día de la bajada. Así, el tercer momento se encuentra representado por la misa. La celebración comienza con una gaita, luego se oficia la misa tradicional. En 2022 estuvo a cargo del párroco de Caacupé y tuvo claras alusiones al proceso migratorio venezolano hacia nuestro país. Acompañan a la Virgen algunas mujeres vestidas de Guajira, trajes coloridos y bordados, niños y niñas que cantan en su honor y bailarinas de Joropo, música y danza de Venezuela inspirada en el fandango español. En cuarto lugar, se realiza la salida. Es destacable que tanto al entrar como al salir la imagen es llevada por sus servidores sobre una tarima adornada de flores. Por último, se desarrolla la fiesta propiamente dicha con bailes, danzas y gastronomía venezolana que se puede adquirir en el patio exterior de la parroquia.

En 2021 la fiesta de la Chinita se realizó en el parque frente a la parroquia de Caacupé (Parque Rivadavia) y vio superada su infraestructura por la cantidad de concurrentes que se estimaron en 10 mil personas. En 2022 se montó un escenario sobre la Avenida Rivadavia (arteria central de la CABA) frente a la parroquia. La organización estuvo a cargo de la iglesia, del gobierno de la CABA y las asociaciones venezolanas de la Argentina, en particular, de la ciudad (Figura 5). Comenzó al mediodía y continuó durante unas seis horas aproximadamente. El día de la “bajada de la Chinita” eran accesibles productos de Venezuela como tequeños, tortas tres leches o chicha.

Figura 5. Celebración de la Virgen de Chiquinquirá, Caballito, CABA, 2022

Fuente: archivo personal.

Se manifestó interés por la reproducción de la festividad en destino de una forma similar al origen, ya que, al ser una migración reciente, gran parte de las personas entrevistadas habían podido vivenciarla. También, se observó la presencia de medios y artistas de Venezuela que llegaron para presentarse en el escenario de la Avenida Rivadavia. La vinculación entre el aquí (Argentina) y allá (Venezuela) se logró a través de la trasmisión en vivo de los acontecimientos de la fiesta, así como con la circulación de spots previos en las plataformas virtuales, en particular en Instagram, que anunciaban el evento. Dichos spots fueron realizados en Venezuela por personajes culturales de renombre para la comunidad transnacional. A través de distintos tipos de tecnologías se vulneró la distancia geográfica, se acercó al otro mediante la llegada de la voz, de la imagen y del festejo creando una fiesta transnacional en tiempo real (Peñaranda Cólera, 2010). Paralelamente, desde la escala local, la festividad expone una forma de reconocerse como “migrantes” y presentarse en la sociedad de destino. Esta experiencia, muchas veces dolorosa, tiene que ver con la nostalgia reflexiva.

Por último, resulta ilustrativo, el testimonio de Dalila sobre la fiesta como una práctica identificatoria que permite vislumbrar algunos elementos para la conformación de una diáspora venezolana.

Estamos los chiquinquireños por el mundo, España, Madrid y Chile. En todos los países que hay un chiquinquireño y quiso llevar la imagen y pudo, se la llevó consigo. Y se hace una de las celebraciones más grandes como Maracaibo, la réplica se hace acá en Buenos Aires (Entrevista a Dalila, grupo de organización de la festividad de la Chinita, colectividad venezolana, 2022).

Conclusiones

En primer lugar, se destaca que la apropiación y el uso de las TIC, dentro del contexto de mediatización profunda, posibilitan para las comunidades de migrantes el veloz acceso a más bienes y objetos culturales. Es a través de las distintas formas de apropiación, reconstrucción y transmisión de los contenidos mediáticos que se difuminan los límites entre un pasado histórico y otro inmediato, entre lo retro y la nostalgia.

Particularmente, se identificó que las apropiaciones y usos de las TIC se desplegaron sobre tres dimensiones de análisis: a) El pasado recobrado. Identidades migrantes en la web; b) Lazos débiles de comunicación. Usos informativos inter e intracomunitarios; y, c) Fiestas en el espacio público. Locales, transnacionales y diaspóricas. Las identidades en la web se expresan a través de la presencia de recursos visuales y/o retóricos, que se circunscriben a rasgos etno-nacionales y de la cultura de masas y a temas referidos a las comunidades en el allá y el aquí. Se identificó la conformación de relaciones e identidades transnacionales para la comunidad venezolana al privilegiar la relación origen-destino; y diaspóricas para la griega al realzar la relación con la comunidad homónima en el mundo. Cabe destacarse que, si bien el acceso a las plataformas mediáticas brinda una mayor posibilidad de acceso a la información, persiste, en las comunidades analizadas, la repetición de patrones identitarios esencializados.

Al mismo tiempo, el uso de las TIC se configura como herramienta para la difusión de las actividades y propuestas de las asociaciones, la participación de los migrantes en las esferas locales culturales, políticas y sociales, entre otras. Sus usuarios también ofrecen orientación al resto de los migrantes en tanto medio solidario y de servicios.

Por último, las TIC permiten experimentar dos tipos de nostalgia (restauradora y reflexiva). Las proximidades tecnologizadas conllevan la oportunidad de trascender el momento fundacional de la migración y darse cuenta de que la tierra que dejaron sus ascendientes se ha transformado, refiriendo a una nostalgia reflexiva. Si bien ambas experiencias se observan en los dos grandes grupos migratorios analizados, se particularizan en cada uno con algunas de las diferencias desarrolladas a lo largo del artículo. En el caso venezolano la performance festiva se encuentra atravesada de una politización más expuesta que refiere a las críticas al gobierno del país de origen. En el caso griego, se visibiliza la preeminencia de un uso folclorizado y un tanto despolitizado del pasado.

El tiempo de migración y el capital social y cultural —de agencia— de cada grupo migratorio inciden en la forma de apropiación de las TIC y de los espacios físicos. En ambos casos, la puesta en escena (performance) de la autenticidad a través de la copia (del doble) desarrollada en el espacio público se aprecia en la fiesta y aporta a la experiencia de una nostalgia restauradora. La perfección de la copia lograda a través del veloz acceso tecnológico funciona como anhelo y proporciona cierto poder de agencia (social y emocional) en destino, pues cuanto más cerca se encuentran del producto original (protección de lo sorpresivo), más cerca se perciben del origen. No obstante, pese a la apariencia de inmutabilidad de la copia, las significaciones puestas en juego en las festividades (textuales, espaciales, etcétera) nos hablan de las relaciones entre actores (locales y transnacionales y/o diaspóricas) y de su contexto que conectan los espacios locales y globales.

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[1] Nos referimos a empresas de golosinas, al rubro naval y al financiero.

[2] La Generación del 37 fue un grupo intelectual que propugnó la instauración de un régimen democrático bajo la influencia cultural y política de las ideas de Europa Occidental, en particular, de Francia e Inglaterra. Fueron figuras destacadas el jurista Juan Bautista Alberdi, el literato Esteban Echeverría y ex Presidente Domingo Faustino Sarmiento, entre otros.

[3] Hipólito Yrigoyen (1852-1933) representó la figura del líder político personalista, fue el primer presidente argentino elegido a través del sufragio igual, secreto y obligatorio masculino.


  1. Argentina. Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Actualmente es Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales, Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Centro de Investigaciones Sociales (CIS) e Instituto de desarrollo Económico y Social (IDES-UNTREF). Líneas de investigación: dimensión cultural y comunicacional de la migración, políticas sobre diversidad, gestión de experiencias comunitarias, identidades-alteridades, análisis de medios masivos y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación. Contacto: cemelella@gmail.com.